Pablo Pin es el hombre del momento en Granada. El deporte granadino ha vivido un año histórico con la primera temporada en la que fútbol y baloncesto han coincidido en la máxima categoría. Lamentablemente, el Granada CF no ha logrado salvarse en Primera División y jugará la temporada que viene en La Liga Hypermotion. Sin embargo, el equipo de baloncesto ha conseguido su segunda permanencia en ACB con un granadino al mando.
Lo de ser profeta en la tierra de uno suele ser complicado. Pero Pablo Pin no entiende de dificultades. O, mejor dicho, sabe sortearlas muy bien cuando estas llegan. Son doce temporadas comandando al equipo de su ciudad, desde categoría nacional hasta la ACB. Las dos últimas, en la mejor liga de Europa, con dos salvaciones épicas y absolutamente cardiacas.
Pablo Pin y su valoración de la temporada
“Este año no dependíamos de nadie. También creo que las circunstancias fueron diferentes. El Joventut cuando vino no se jugaba absolutamente nada y este año Gran Canaria se jugaba ser cuarto. Granca apretó y durante muchos minutos jugaron muy bien. La verdad que ha sido muy complicado”. Así valoraba el propio Pablo Pin la diferencia entre las dos permanencias.
Quedarse un año más en la mejor liga del continente es motivo sobrado de satisfacción. «Se valora y lo valoramos mucho. Ha sido una temporada muy complicada. Competir en esta liga es muy difícil y no solo este año, si no la trayectoria que creo que está siendo algo bonito. A base de mucho trabajo lo estamos sacando adelante”, confiesa el entrenador.
La celebración fue acorde a lo conseguido: «En equipo, como siempre hemos hecho, y con las familias. La verdad es que se veía a la gente con unas caras de felicidad increíbles. Fue bastante especial». Sin embargo, hay que poner el foco ya en la 2024-’25: «Hemos empezado a ver cosas y en ello estamos, poco a poco».
La remontada contra Granca y un Palacio encendido
Lo vivido el pasado domingo en el Palacio de Deportes será difícil de olvidar. Coviran Granada perdía por 16 puntos en el arranque del tercer cuarto y ahí se desató la locura. «Mira que he ido y he visto partidos importantes allí como aficionado y ya he vivido muchos como entrenador, pero sinceramente creo que es el momento, para mí, el día que más han estado con nosotros cuando más hacía falta». Pablo Pin se refería con esas palabras a la grada del Palacio, que animó como nunca.
«Ayer viendo el partido en mi casa me emocionaba solo de oír. El ambiente creo que fue emocionante. Lo que más valoro es que fue en los malos momentos. Al final cuando un equipo va ganando o tu equipo está jugando bien es muy fácil pero cuando el partido se puso muy complicado el Palacio nos empujó, nos llevó y nos sacó de ese momento malo». Más palabras de agradecimiento y halago del entrenador hacia su afición.
El partido viró a mediados del tercer cuarto, cuando más complicado estaba. Coviran remontó 16 puntos de desventaja para hacer enloquecer al Palacio y quedarse en ACB. Confesaba Pablo Pin que en el descanso del partido ante Gran Canaria «analizamos un poco que en ataque estábamos teniendo ciertos problemas para anotar pero sobre todo el equipo rival llevaba 39 puntos al descanso. Que el segundo cuarto nuestro realmente no había sido bueno y necesitábamos ser sólidos en defensa para poder jugar con más ritmo. Creo que el equipo lo interpretó bien y sobre todo Rousselle y la entrada de Malik Dime nos dio esa energía».
Futuro y nombres propios
Confesaba el técnico rojinegro que no piensa en el futuro en lo que se refiere a su contrato: «Tengo un año de contrato y me lo tomo al 200%. Lógicamente llegará el día que no estaré o no deba estar. Voy a descansar ahora y me prepararé para dar el 100% la próxima temporada. Si yo mañana no fuese el entrenador, y no quiero que esto suene mal, me gustaría desear a la persona que estuviera en mi lugar que tenga un ciclo como el nuestro. Eso significaría que el club sigue teniendo una gran salud».
Por muchos éxitos que esté consiguiendo, Pablo Pin también tiene detractores y recibe críticas: «Me siento bastante querido, pero es cierto que no se le puede gustar a todo el mundo. Yo también tengo mis errores». Eso sí, deja claro que nada es producto de la suerte: «Tener 12 años de suerte no es casualidad, también existe trabajo detrás».
Tras el final de temporada, toca ponerse a trabajar en el futuro. Hay un nombre propio que resuena sobre todos los demás. Es, sin duda, el de Lluís Costa. El base catalán ha sido el motor de este Coviran durante toda la temporada y ahora le lloverán ofertas: «No sabemos si fue su último partido (el de Gran Canaria). Por nuestra parte intentaremos que no, pero si le surge una oportunidad que considera mejor, entenderemos la decisión. Ha crecido mucho con nosotros, pero hablaremos con él».
